9 de septiembre de 2011

El peligro de una sola historia

El peligro de una sola historia, reflexiones desde la perspectiva de Bunko Papalote
Por: Irene de Hoyos

Por azares del destino, hace poco escuché una conferencia que la Escritora Nigeriana Chimamanda Adiche impartió en TED[1] titulada El peligro de una sola historia”. En ella, la autora hablaba acerca de su formación como lectora de lengua inglesa, en una familia de clase media en su país natal. Y contaba cómo los libros a los que ella tuvo acceso de niña eran libros ingleses con historias de la vida cotidiana inglesa y personajes blancos, de pelo rubio, con colitas de caballo, que celebraban navidad en un día frío de invierno y bebían cerveza de jengibre. Así que cuando ella hacia sus dibujos y contaba sus propias historias, reproducía los mismos personajes que encontraba en los libros que leía, aunque nada se parecía a su realidad (en Nigeria las personas tiene el color de piel oscura, el pelo negro y en Navidad no hace frío). Creció pensando que por naturaleza, los libros tenían que tener personajes extranjeros y narrar cosas con las que personalmente no se podía identificar, parecía como si en ese mundo letrado no hubiera lugar para su historia. Hasta  que descubrió a algunos autores africanos, quienes le ayudaron a cambiar su percepción con relación a la literatura. Entonces aprendió que personas como ella, con piel de color chocolate y pelo tan chino que no podían hacerse colitas de caballo, también podían existir en la literatura. Tener acceso a estas historias le permitió también poder contar su propia historia.
Otra historia que contó, que me pareció interesante de su plática, fue la de su experiencia de estudio en los Estados Unidos.  Dice que un evento que le ayudó a conocer otro peligro de una sola historia, fue la reacción de su compañera de cuarto en la universidad, cuando supo que ella era africana. Su compañera no daba crédito que la autora hablara tan bien inglés (aunque el inglés fuera su idioma natal) fuera una persona educada y estuviera allí para estudiar una maestría. La imagen que la compañera de cuarto tenía con respecto a los africanos era la imagen de lo que comúnmente se escucha en las noticias, que los africanos son pobres, inmigrantes y no tienen educación entre otras cosas. Se dio cuenta que su compañera de cuarto sentía lástima por ella antes de conocerla. No la culpaba por tener esa idea acerca de ella, sino que entendió que si tenía esa idea acerca de ella y los africanos en general, era porque la historia que le habían contado era una sola. Pero lo más delicado fue darse cuenta de que para su compañera de cuarto, no existía la posibilidad de conectarse/identificarse con ella como seres iguales.
Una sola historia es aquella que alguien, ya sea el gobierno, la escuela, la familia, los medios de comunicación o la sociedad en general, nos cuenta una y otra vez hasta que se convierte en la única. Las historias pueden ser muchas  y dependen de quién las cuenta, cómo las cuenta, cuando las cuenta y cuantas veces la cuenta. Con el paso del tiempo, al contar una historia como una sola cosa una y otra vez, ésta se convierte en algo sólido, único, unilateral, creando estereotipos. El asunto con los estereotipos dice Chimmamanda Adiche,  no es que no sean verdad, es que son sólo parte de una verdad más compleja y por lo general son parciales.
Esta conferencia me hizo consciente no sólo del peligro de crecer y formarse con una sola historia, una visión única del mundo, de las cosas y las personas, sino también acerca de cómo una sola historia, nos lleva a hacer juicios y a tener comportamientos equivocados con respecto de los demás y lo demás.
Desde hace ya varios años, en Bunko Papalote hemos dedicado parte de nuestras reflexiones tanto a la importancia de leer y formar lectores desde edades tempranas, como a lo valioso de tener, como lector en formación, acceso a diversos materiales de lectura de calidad artística y literaria que les permitan tener una visión más amplia e incluyente del mundo. Chimamanda Adiche hace evidente en su charla lo volubles e impresionables que somos los seres humanos ante una historia, especialmente si se trata de niños. Por ello, tratamos que nuestros lectores en formación tengan la oportunidad de conocer y vivir historias tanto de la cultura propia con las cuales puedan ellos identificarse, como historias que les permitan ampliar los horizontes de su propia circunstancia, hacia una visión del mundo más amplia con la que puedan sentirse identificados y entender la realidad en que viven de manera menos limitada.
Nuestra metodología de trabajo, propone una cuidadosa selección del acervo que se ofrece a los lectores, no sólo en cuanto a calidad gráfica y literaria, sino también con relación a la intención del autor en contar su historia. Además, algo que consideramos muy valioso en nuestro trabajo dentro de los talleres, es la intención de lograr que los lectores se transformen a sí mismos a partir de las historias que compartimos con ellos.  Es decir, dentro de nuestros talleres el énfasis esta puesto sí en leer, pero también en el diálogo y las relaciones amables, simétricas y respetuosas que se establecen tanto entre el alumno y quien coordina, como entre todos los participantes del taller a partir de lo que leemos juntos. Sabemos que el taller de lectura puede ser, además de un espacio divertido, interesante y de formación académica, un ejercicio cotidiano de relaciones interpersonales amables, respetuosas y simétricas en el que los niños tengan la oportunidad de vivir la diversidad como una oportunidad de enriquecimiento y reconocer nuestras similitudes como seres humanos.

Agosto 2011

1 comentario:

  1. TE invitamos a ver el video que dio pie a esta reflexión para seguir comentando al respecto.

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