9 de febrero de 2011

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Jacinta y las bolsas de plástico. De: Martha Alcocer. Ilustr. Margarita Sada Magenta Ediciones. México, 2007, 24p.
Acerca del libro:
Desde el punto de vista literario, este libro es una historia muy sencilla, pero de gran importancia en relación a la época que nos ha tocado vivir.  La protagonista es Jacinta, una pequeña, como de unos 7 años que, atenta a lo que sucede a su alrededor, se da cuenta de que algo en su casa anda mal. Descubre que una plaga de bolsas de plástico empieza a invadir toda su casa. Las encuentra primero en un cajoncito de la cocina bien dobladitas, luego debajo del fregadero, en el baño, detrás de los cuadros, debajo de la cama, colgadas detrás de las puertas. Son bolsas limpias, las mismas que nos dan a nosotros en el mercado, en el súper o en cualquier tienda cuando compramos algo. Las bolsas que encuentra Jacinta en su casa están casi nuevas porque en realidad sólo se utilizaron un vez. ¡Casi todo lo que compra ya viene en un empaque individual! 
El primero en protestar fue su papá. “Un domingo en la mañana se levantó y quiso rasurarse, pero su navaja estaba perdida entre diez bolsas de plástico. Buscó sus calcetines en un cajón lleno de bolsas” y cuando trató de preparar el desayuno, lo único que encontró en la cocina fueron bolsas de plástico. Alarmados, todos en su familia, comenzaron a buscar la solución.  La primera idea fue tirarlas a la basura. Pero no estaban muy convencidos y se cuestionaban a si mismos ¿porqué vas a tirar a la basura algo que esta casi nuevo? Su papá sabía además, que el plástico tarda 1000 años en descomponerse, que no es biodegradable, que contamina y hace daño.  La segunda solución era llevarlas a la tienda nuevamente para que las volvieran a utilizar, pero el tendero no las aceptó porque decía:  a las personas les gustan las bolsas nuevas no casi nuevas. Y les sugirió que las llevaran a la fábrica para que las reciclaran. El encargado de la fábrica de bolsas explicó a Jacinta que para reciclar las bolsas había que romperlas, mezclarlas con otras sustancias para volverá hacer bolsas nuevas. A Jacinta le pareció esto una idea absurda ¿tener que romper las bolsas casi nuevas para hacer bolsas nuevas?  No muy convencidos, Jacinta y sus padres optaron por dejar que reciclaran la plaga de bolsas que había invadido su casa, y que ya hacían aproximadamente 12 kilos. En el camino de regreso a su casa se preguntaban ¿Cómo evitar que la plaga vuelva nuevamente y otra vez tengamos un gran problema? 
Desde entonces juntos decidieron hacer un pequeño cambio en sus hábitos de consumo, que tal vez todos deberíamos imitar. “Cuando van a comprar algo le dicen al vendedor  –Démelo así sin bolsa. Y lo guardan en su canasta.No necesitamos más bolsas de plástico”.

Esta historia nos lleva a reflexionar sobre los pequeños cambios que podemos hacer a nivel personal y familiar con respecto a nuestros hábitos de consumo. Estos pequeños cambios a lo interno de nuestra familia,  pueden hacer una diferencia muy grande a nivel económico, ecológico y de ahorro de energía. Los invitamos a hacer cambios, como los que Jacinta y su familia hicieron, y contribuyamos a cambiar las formas de producción y consumo que actualmente nos han llevado al deterioro de nuestro entorno y del planeta.

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