En esta foto estamos algunas de las coordinadoras y parte del equipo de Bunko Papalote. Todas participamos en este evento, ya sea de manera presencial o a distancia. Ya sea preparando y montando, enviando textos, invitando a las familias a participar, contando anécdotas de talleres como lo hizo Alba, la tarde de la mesa redonda. A todas nuestro agradecimiento.
¡Nos cayó el veinte!
El darse cuenta en Bunko Papalote A.C.
Por: Gialuanna Ayora [fragmento] (coordinadora de Bunko Papalote Xalapa)
Para
los hijos y nietos de Bunko Papalote A.C.
Con
mi admiración y respeto para Esther Hernández Palacios.
La expresión ¡Nos cayó el veinte! que
acertadamente nos ha regalado Patricio Ortiz (papá de Bunko Papalote) tiene
muchos sentidos, yo quiero retomar el de darse
cuenta. Hace veinte años Aída Jiménez comenzó una aventura personal que para
mi fortuna compartió conmigo hace dieciséis. Desde entonces y debido a nuestras
trayectorias, sueños y personalidades, coincidimos y conformamos un equipo que se
fue haciendo más grande, empeñándose terca y obstinadamente en mantener una
forma de vida que incluyera de paso un trabajo remunerado. Sin la obstinación y
terquedad hubiera sido difícil sostener un proyecto cultural por tantos años, sobre
todo tratándose de nuestro maravilloso pero complicado México.
La terquedad de encontrar la congruencia
y aprender de ella siempre fue más fuerte que todo, estaba clara y se ha ido aclarando
más, en un proceso que no termina. En él han estado presentes y siguen estando,
el ensayo y error, la reflexión y análisis, el trabajo personal y colectivo, la amistad y el
respeto, el conflicto y la búsqueda de soluciones, a veces con más intuición, a
veces con más teoría, a veces con más práctica. Pero la conclusión para mí es:
que trabajar juntas, creando una consciencia de la importancia de aprender con
los otros, por tantos años, definitivamente nos ha permitido que nos caiga el veinte.
Esta experiencia de 20 años
nos ha permitido entender también, que ya no podemos quedarnos al margen de los
acontecimientos que tienen lugar en México y en el mundo, por más buenos
resultados que parezca tener nuestra práctica en un conjunto amplio de niños,
familias y comunidades. Aunque Bunko Papalote A.C. no ha dejado de
comprometerse social y políticamente con lo que hace, como muchas personas y
grupos de la sociedad civil en estos momentos estamos más que perplejas ante el
mundo que algunos adultos insisten en
poner de modelo a los niños. Están mostrando a las nuevas generaciones un mundo
que los mantiene asustados, y a todos, enojados y entristecidos todos los días,
no estamos de acuerdo en lo que se está convirtiendo nuestra ciudad, nuestro
estado, nuestro país y nuestro mundo. No creemos justo que a pesar de tanto
esfuerzo, unos cuantos logren acabar con las ilusiones, el trabajo y las
perspectivas de un mundo mejor para nuestros niños y sus familias.
Aprovecho en esta celebración de 20 años,
para felicitar a sus iniciadores y darles las gracias por todo lo que nos han
dado, a todos los colectivos que como nosotros han luchado por años, día con
día por un mundo mejor. También aprovecho para hacer manifiesto mi repudio a la
incapacidad, a la complicidad que han tenido gobiernos, locales y federales
para evitar esclarecer las desapariciones y muertes de tantos seres inocentes y
queridos; controlar el poder del narcotráfico y sus consecuencias; a las formas
caducas de hacer política: arbitrarias, al margen del derecho y la ley,
perversas y descaradamente injustas.
Exijo y me atrevo a decir que exigimos, como
parte de la Sociedad Civil Organizada, para empezar, crear un Bunko Papalote
para todos los políticos y funcionarios de gobierno, para ver si así son
capaces de entender qué es el diálogo, la doble-reflexividad, los procesos
colaborativos, la decolonialidad, la interculturalidad, la creatividad, el respeto
y la tolerancia.
Gracias a todos los que han conformado,
acompañado, recomendado y criticado constructivamente este pequeño esfuerzo
llamado Bunko Papalote.
Por: Irene de Hoyos (Coordinadora Bunko Papalote Xalapa)
La invitación a participar en esta mesa redonda contenía tres
preguntas. ¿Por qué ser parte de un proyecto como
Bunko Papalote?, ¿Cómo ha incidido Bunko Papalote en mi cotidianidad? y ¿Por qué “Leer para transformar”?
Aunque sabía que las preguntas eran simplemente una guía, al tratar de
responder una, sucedía que lo que escribía podría muy bien estar respondiendo
la otra y me di cuenta que en lo que a mi toca, las tres se traslapan.
Finalmente llegue a la conclusión de que Bunko Papalote ha formado parte
de quién soy en los últimos años, y que ha incidido en mi vida de diferentes
maneras: Ha sido la oportunidad de formar parte de un equipo de trabajo en el
que se comparten sueños, ideales y utopías. Ha sido la oportunidad de pasar de
la intención de hacer algo a comprometerme
y encontrar las formas para realizarlo.
Me ha permitido valorar el sentido de pertenencia a un grupo
de trabajo, a una comunidad, con la
intención de ir más allá de lo individual para sumarme a una intención
colectiva que trascienda socialmente y, ¿por qué no?, perdure más allá de
nosotras mismas.
Así mismo, cada actividad que desempeño dentro del equipo, me
ha brindado la oportunidad de crecer y mejorar como persona. Por ejemplo, la
planeación de los talleres de lectura para los niños, ha sido la oportunidad de
incursionar en el mundo de la literatura, del arte, de la creatividad y del
lenguaje literario que me ayuda a dar sentido y entender el mundo en el que vivimos.
La coordinación de programas me ha abierto la posibilidad de
conocer de cerca otra cultura, otras formas de trabajar, de poner en práctica
las ideas para cumplir con un fin común y de confrontarme con otras realidades
diferentes a la mía tan valiosas y tan posibles. La formación de coordinadores
de talleres de lectura en las O. C., ha sido un reto importante, un constante
cuestionamiento del quehacer de Bunko Papalote en relación al sentido de
promover la lectura desde la sociedad civil.
La búsqueda de la sustentabilidad a través de administrar de
la mejor manera posible este proyecto, me ha permitido sacar a la luz
habilidades dormidas en mi. Me ha enseñado a ser ordenada, a proponer
soluciones, a tomar decisiones, a entrarle con ánimo al mundo de la tecnología,
a enfrentar problemas, a sopesar el esfuerzo y a valorar el trabajo propio y de
las demás.
Bunko Papalote me ha dado la oportunidad de comprobar de
manera personal que la suma de los esfuerzos de todas, nos lleva a obtener un
mejor resultado. Que la colaboración es mejor que la competencia y que las
relaciones horizontales entre compañeros contribuyen a que los objetivos
propuestos sean más fáciles de alcanzar.
Esta experiencia me ha hecho dar cuenta de que si no hay reflexión
e introspección no hay posibilidad de transformar nada, ni a mí misma como persona, como formadora, ni a otros como
alumnos o miembros de una comunidad.
Agradezco infinitamente la oportunidad que Bunko Papalote me
ha brindado para ser mejor persona cada día.
Edith no pudo estar con nosotras ese día pero nos envió su texto.
BP: Un espacio sin barrera para compartir
Por: Edith Gonzalez Moreno (Coordinadora B.P. Morelia)
Involucrarme en un proyecto como el de Bunko Papalote ha significado
un reto constante por un lado por estar al día en los cambios y reflexiones que
se generan en cada experiencia en talleres y en la posterior socialización con
el equipo de coordinadoras. Por otro lado el reto está en permanecer como en
una doble línea; en el intentar hacer de cada taller de lectura una experiencia
social y de vida en grupo, podría decir que en cada taller los niños me ayudan
a mirar lo que yo no habría mirado sin su curiosidad y apertura. También es
maravilloso tener un espacio para compartir en igualdad las experiencias que
cada uno tuvo en su cotidianidad y reírnos juntos o llorar (a veces) por lo que
hemos vivido. Para mi Bunko es un
espacio así, donde no hay barreras para compartir y ¡qué mejor pretexto que un
libro!.
En la vida cotidiana Bunko me ha invitado a pensar y reflexionar
sobre los espacios y la manera en que nos
comunicamos con los niños, me ha permitido interactuar con la infancia
desde un lugar más libre y seguro, desde un lugar donde nos cuidamos mutuamente
y escuchamos lo que nos hace diferentes y, cuando ello se vuelve un ejercicio
semanal eventualmente intentas desde cada lugar donde te encuentras interactuar
bajo estos mismos parámetros de igualdad y apertura, desde tu lugar como
automovilista, como estudiante, como maestro, como amiga, etc.
Creo que soy muy afortunada en formar parte del equipo de coordinadoras
de Bunko, he vivido que quienes entramos cada vez a un taller con las
características que propone la metodología de Bunko siempre salimos como con un
regalo; con algo nuevo, un reto para trabajar, una experiencia nueva, una
sorpresa, siempre algo que al final del día te permite transformar con tu
hacer.
La suerte cambia la vida
Por: Lupita Queirolo (coordinadora de BP Mrelia)
Hace
unas semanas leí
en taller con los niños un libro titulado “La suerte cambia la vida”. Qué título tan sugerente, pensé. Esa sesión platicamos mucho acerca de la suerte, ¿existe?, ¿es mala o es buena?.
Los niños
hablaban de coincidencias… y yo seguí con esa frase dando vueltas en la cabeza.
Exista
o no la suerte cada uno le damos un significado particular; y fue así que pensando en
ella me puse a hacer un recuento de mis bendiciones, de lo afortunada que me
siento por cómo
las cosas se han dado en mi vida y recordé el momento en que me topé con Bunko Papalote hace ya más de 12 años.
Habíamos hecho una
visita a Xalapa a conocer a unos queridos amigos de mi esposo: Aída y Patricio. Como
parte de la visita fuimos al lugar en que trabajaba Aída. Recuerdo que
mientras caminaba por la biblioteca no podía creer que un lugar así existiera. Era cálido, alegre, lleno de sonrisas, historias, complicidades,
como la que acababa de descubrir en ese momento con Aída.
Esta
amable mujer que casi acababa de conocer se dedicaba profesionalmente a andar
entre libros, algo que a mí me fascinaba y llenaba la mayoría de mis ratos
libres desde la infancia, desde que visitaba cada semana casi con fervor
espiritual la biblioteca de mi escuela. También compartíamos una visión sobre el sentido de la vida, la educación, la ética y la infancia.
Mi
corazón
latía
apresurado al descubrir todas estas complicidades, pero se aceleró aun más al saber que Aída, entre sus
cualidades tenía
la de ser generosa y después de platicar con su equipo de trabajo en esa fecha, las
también
amables y generosas, Gialuanna e Irene me dieron todo su apoyo para compartir
la experiencia de Bunko Papalote en Morelia. Fue así, como por azares
del destino, la alineación de los planetas, la suerte o el karma, mi vida dio un giro
radical y dejé
de contar números
para contar cuentos.
Desde
entonces, junto a ellas y a otras mujeres amables, comprometidas, entusiastas y
generosas, tanto en Xalapa como en Morelia, nos hemos acompañado en este viaje de
creatividad, autodescubrimiento y transformación.
El
camino a veces ha sido empinado, a veces hasta escarpado, pero siempre nos
hemos mantenido juntas, trabajando por sembrar lo mejor de nosotras en otros
corazones. Haciendo lo que sabemos, lo que nos gusta, lo que creemos puede
aportar a generar un mundo más justo, solidario y vivible. Repensando nuestra realidad a
partir de historias como la que dio origen a este texto. Ampliando la mirada al
escuchar a otros, redescubriéndonos en estos intercambios, aprendiendo constantemente,
intentando ir más
allá
de las ideas que nos encierran en nosotros mismos. Transformándonos.
Gracias
por sembrar la semilla. Gracias por estos 20 años.
¡Muchos saludos para todas!
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