22 de octubre de 2013

Las voces de Bunko Papalote Morelia en el 20 aniversario








Por: Sofía López O. Mamá de Bunko Papalote y Asesora en temas de cuidado del medio ambiente.

Hay lugares, momentos y personas que tienen el don de quedarse tatuados a tu piel; que por alguna mágica razón permanecen en tus recuerdos y son parte del resto de tu vida. Así sucedió con Bunko, y no me pasó sólo a mí, le pasó a mi familia entera.
Hace seis años llegamos a Bunko Papalote guiados por la publicidad en una revista; como siempre que llegas a un sitio teníamos expectativas, no recuerdo qué tan grandes pero de lo que sí estoy segura es que nunca nos imaginamos el mundo maravilloso que se escondía detrás de esos muros.
Bunko poco a poco se convirtió en nuestra anhelada rutina de al menos una vez por semana, en un pacífico oasis en medio del caos de la cotidianeidad, en un grupo de amorosos amigos y por supuesto en una pequeña semilla que un día floreció y cedió su pequeño espacio a las grandes raíces de un árbol cuyo fruto son cientos de libros.
Hoy la vida nos llevó a vivir a miles de kilómetros de Bunko y desde la distancia  no sólo añoro nuestros días allá, también aprecio y ¿por qué no decirlo?, hasta envidio a quien vive en la misma ciudad que Bunko.
Un proyecto pequeño pero que debiera ser enorme, un proyecto que a través de letras, ilustraciones, arte y voces diversas logra los que muchos no han podido a través de otros métodos mucho más publicitados: formar seres preciosos, promover la inclusión social, fomentar la paz, desarrollar conciencias sustentables y  sobretodo enseñar algo que hoy en día está un poco olvidado que es a vivir en comunidad y en comunión entre todos.
He dedicado muchos años de mi vida a estudiar el concepto de sustentabilidad y a intentar que este logre permear en nuestras actuales ciudades y cuando tengo que dar un ejemplo de un proyecto que es idóneo para llevar los por momentos abstractos conceptos de sustentabilidad a la vida cotidiana siempre pienso en Bunko.
También pienso en Bunko cuando tengo que hablar de la importancia de la constancia en los proyectos orientados a la búsqueda de ciudades sustentables. Pienso también en Bunko cuando tengo que hablar de proyectos culturales que ayudan a erradicar la violencia. Pero sobretodo pienso en Bunko cuando mis dos hijos pequeños hablan con tanto gusto de los felices momentos que pasaron ahí los primeros años de sus vidas.
¡Gracias Bunko! Como dicen acá en Uruguay: ¡Sos grande!




Por: Geli Flores. La mamá de Bunko Papalote Morelia que más años ha estado con nosotros.

Cuando Lupita dijo: “Bunko Papalote cumple 20 años”, pensé: “la edad de Andrea, mi hija mayor” y comencé a recordar que ella tenía unos 9 años cuando vino a Bunko Papalote por primera vez y yo estaba embarazada de Sofía.
Andrea estuvo como 5 años, quizás unos de los más difíciles porque ella era preadolescente y salió a los 14 años. Con ella tengo recuerdos tan bonitos… yo leyéndole o ella a mi y después a Sofía también.
Hay un sin fin de recuerdos, con Andrea el más bonito quizás sea el de verla leyéndole a su hermanita y después Sofía entró a Bunko cuando tenía año y medio. Claro, fueron de los primeros grupos con mamás acá en Morelia. Para mi era una experiencia nunca antes vivida, entrar al salón con Sofía y divertirnos de una manera tan diferente, como casi nunca la había tenido con Andrea a esa edad.
Sofía fue creciendo y con ella sus ganas por la lectura. Ahora puedo decir que Bunko Papalote formó dos lectoras de por vida y a una mamá también.
Gracias Bunko Papalote por esas tardes tan tranquilas y tan divertidas al mismo tiempo, cuando entrábamos al salón con Sofía y salía tan feliz como ella o cuando escuchaba en casa lo que estaba leyendo Andrea.
Gracias por esas tardes de reuniones en que compartíamos nuestras experiencias con los demás papás y gracias a Edith que en una de esas reuniones me regresó a los 4 o 5 años y recordé a mi abuelo preparando medicamentos, era boticario, con un ejercicio que hicimos con los ojos vendados y nos daba a oler unos frascos, unos con canela, alcohol y algunas hierbas de olor que me hicieron recordar tantas escenas en la botica de mi abuelo.
Creo que Bunko nos ha ayudado a tener una comunicación entre Andrea, Sofía  y yo tan diferente, creo que tenemos muchos temas de que hablar. Eso me maravilla, nunca pensé que pudiéramos platicar de temas tan diversos a sus cortas edades. Eso es algo que yo no viví en casa con mi mamá.
Gracias a Bunko Papalote por estar en nuestras vidas.

La mamá más vieja de Bunko Papalote Morelia

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