Los espacios de formación y complicidad
Por: Lupita Queirolo G., coordinadora Bunko Papalote Morelia.
Hace dos años y por recomendación de una querida amiga, Rebeca Cerda -editora, diseñadora y especialista en literatura infantil y juvenil- , me inscribí al Máster en Promoción de la lectura y literatura infantil del CEPLI (Centro de estudios de promoción de la lectura y literatura infantil) de la Universidad de Castilla- La Mancha. Hace un año asistí a un curso en la ciudad de Cuenca, España como parte de los complementos formativos presenciales y tuve la oportunidad de conocer además de a especialistas en literatura infantil a un grupo de comprometidos y amables seres humanos dispuestos a compartir sus conocimientos y experiencia con otros.
Parte de los directivos y cuerpo académico de la UCLM |
Con Elisa Larrañaga en plena sesión sobre metodología de investigación |
Con Gemma Lluch, una investigadora muy solidaria y generosa. |
Con Alfonso Ruano, ilustrador, en un encuentro cercano con el artista |
- La mágica ciudad de Cuenca como telón de fondo. Cuya vista desde la universidad -que a la luz de las largas e intensas jornadas- aparecía como promesa de gozo y descubrimiento para los breves ratos de ocio.
-El ambiente universitario, con sus residencias, bibliotecas, cafeterías, etc. De intenso rigor académico pero llevado con ánimo jovial y mucha energía.
Con César Sánchez, increíble apoyo para los estudiantes y parte del cuerpo docente y Carmina, la amable y dispuesta bibliotecaria del CEPLI |
- La diversidad de nacionalidades, acentos, profesiones, experiencia y edades de los participantes hermanados por la complicidad de compartir historias, intenciones y palabras.
Cómo olvidar la intensidad de las conversaciones, de las interacciones, del ánimo de conocer y descubrir, y la riqueza de reconocerse a luz de cada nuevo intercambio.
"Las contadas" al anochecer, con historias de nuestros países, compartiendo gustos y tradiciones, conociéndonos. |
Las salidas a conocer las tierras del Quijote |
Los paseos por la ciudad para despejar la mente y llenar el corazón de sol, sonrisas y más palabras. |
Después de esta experiencia, intensa en muchos sentidos, creo que el camino del promotor de lectura necesita para ser un camino pleno, de ambas cosas: por un lado la formación, que nunca termina y que amplía la mirada y los recursos tanto internos como externos y, por otro lado el encuentro, la complicidad, el reconocerse en alguien que vive lejos, que lee otros libros, cuenta otras historias, de tan diferentes maneras pero comparte ese mismo gusto, tiene esas mismas ganas, de conectar con otros a través de gestos y palabras.
Una de estas queridas compañeras del Máster es Omaira, una linda narradora oral de Islas Canarias, España. Ella, acostumbrada a contar escribió esta carta/cuento para su sobrina quien vive en otra ciudad. En este texto le narra su encuentro con otros "piratas esparce palabras" venidos de lejos.
Gracias a Omi y a todos los increíbles compañer@s y amig@s que conocí en Cuenca y con los que estoy unida desde ese viaje.
Gracias a Omi y a todos los increíbles compañer@s y amig@s que conocí en Cuenca y con los que estoy unida desde ese viaje.
Por: Omaira Afonso H.
Mi queridísima Daniela:
¿Cómo estás? ¿Le has
dado de comer al “Susurrador”? Tu tía Omi me ha escrito y me ha dicho que ya
sabes todas las letras del abecedario y que para el próximo año ya sabrás leer
tu solita. No te imaginas cuanto me
alegra saber eso. Así las próximas cartas que te escriba las podrás leer tú
misma y podré contarte todas las aventuras que mi barco y yo vivimos surcando
los mares de todo el Mundo.
En mi última carta te
contaba que dejaba el Reino de Wagandú y que partía hacia Japón. Al final no
llegué a mi destino; fui convocada a una reunión en la Isla de San Borondón. No
se si te lo he contado pero pertenezco a la Hermandad de los Piratas de
Palabras; yo no soy la única que navega por el mundo recogiendo cuentos y
contando historias, hay muchos más.
Estaba yo consultando las cartas de navegación y mirando por mi catalejo
a ver si divisaba tierra cuando vi acercarse un delfín mensajero que me traía
una carta. En ella se me decía que la
reunión anual de la Hermandad tendría lugar en Julio y claro, tuve que cambiar
de rumbo y dirigirme al punto de encuentro que me indicaban, en Bahía
Imaginarium. Me encantaría que algún día pudieras venir conmigo a este lugar;
allí nos reunimos cada año todos los Piratas de Palabras del Mundo y nuestros barcos
pintados de miles de colores parecen un arcoiris en el mar. Desde Bahía Imaginarium, todos los Piratas
partimos hacia nuestro refugio, la Isla de San Borondón. Esta Isla es mágica, nunca se encuentra en el
mismo lugar, va moviéndose de un lugar a otro y en ocasiones incluso se sumerge
bajo las aguas para que no puedan encontrarla. El único que puede localizar la
Isla de San Borondón, es el Pirata Oigres, por eso nos reunimos primero en la
Bahía y desde allí todos le seguimos. Es muy fácil seguir su barco porque es el
único que está pintado con dibujos de millones de manos multicolores. Daniela, el Pirata Oigres es un pirata muy
especial porque lee con las manos y sólo ve con los ojos del corazón. La forma
que tiene de encontrar la Isla de San Borondón es levantando las manos y
leyendo en el viento las palabras que van viajando en el aire. ¿Recuerdas a las bailarinas del Rey Ghana,
las Kindalas? Ellas las oían en el viento. Pues Oigres en lugar de escucharlas,
las toca, las siente en las yemas de los dedos.
Y dice que cuando la Isla de San Borondón está cerca, el viento está
repleto de palabras como “érase una vez” “había una vez” “princesas” “brujas”
“cuentos” “magia” “piratas” “dragones” “duendes”…. Por eso, siempre sabe el lugar exacto donde
encontrarla.
Cuando llegamos a la
Isla, nos saludamos con muchísima alegría porque hace mucho tiempo que no nos
vemos. El puerto se llena de barcos de
todos los colores; algunos vienen algo despintados y con las velas algo
rasgadas; por eso pasan directamente al Hospital de Naves donde los
Mohartytonys, que son los que dibujan y pintan nuestros barcos, los dejan como
nuevos. Cada capitán les pide lo que quiere que pinten en el casco del barco;
palabras en todos los idiomas, libros, animales fantásticos… ¿Qué te gustaría
que pintaran en mi barco? Escríbeme y dime como te gustaría decorarlo y en mi
próximo viaje así se hará. Son verdaderos maestros con los pinceles y las
pinturas. A veces incluso parece que sus dibujos cobran vida y se mueven por
todo el barco.
A algunos piratas como
yo nos gusta recorrer el mundo recogiendo palabras e historias; las metemos en
un gran cofre y las guardamos para el día en que podamos traerlas a la Isla de
San Borondón. Una vez en ella, bajamos los cofres con nuestros tesoros y los
llevamos a la Biblioteca de los Goliardos. Allí las bibliotecarias vacían los
cofres de cada pirata y forman una gran montaña de palabras sueltas. Con una
especie de cucharas gigantes y cantando una canción, empiezan a impulsar las
palabras tirándolas al aire donde se quedan flotando. Por eso la Biblioteca
tiene unos techos tan altos, tan altos… para que todas esas palabras puedan
volar libres. Así flotando pasan los días hasta que visitan la Biblioteca los
“Trovadores” con sus hilos invisibles. ¿Alguna vez has visto un hilo invisible?
Pues ellos los usan para tejer historias. Cuando entran a la Sala de las
Palabras Voladoras seleccionan las que más les gustan y van anudándolas una
detrás de la otra a ese hilo transparente. Para cazar las palabras en el aire
utilizan un cazamariposas. Así van inventando historias nuevas con las palabras
que los Piratas hemos recogido por todo el mundo. ¿Y sabes Daniela que forma
tienen las historias, los cuentos cuando los Trovadores terminan de anudar la
última palabra? Tienen forma de hermosísimos collares que brillan incluso en la
oscuridad. Las Bibliotecarias se los llevan y los ordenen en el “Almacén de las
Historias por Contar” ¿Te imaginas entrar en esa sala y ver millones de
collares de todas las formas y colores colgando de las estanterías? ¿Sabrías
cual elegir? Para mí sería imposible, seguro que me gustan todos. Además son
collares mágicos porque cuando te los pones escuchas una voz que te susurra al
oído las palabras anudadas en ese hilo invisible. Es como si te contaran el
cuento bajito para que sólo tu lo escuches.
Por el mundo también
navegan los Piratas Esparce Palabras. Ellos y ellas en lugar de guardad en sus
cofres las palabras sueltas de los cuentos, lo que hacen es pedir prestados los
“collares de palabras” a la Biblioteca y llevárselos a los niños que no tienen
libros ni historias de todo el Mundo. Entre ellos están el Pirata Barbarroja y
sus dos contralmirantes La Pirata Mechón Rojo y la Pirata Largo Pelo. Los tres
navegan juntos en un barco pintado de corazones y besos. ¿Te cuento un secreto?
Al Pirata Barbarroja le gustan mucho los collares de palabras de amor, es muy
romántico. También está la Pirata Bunkopapalote que reparte collares a los
niños. Su barco es muy llamativo y se le distingue a gran distancia porque en
lugar de velas, este navío tiene cometas. ¿Te imaginas? Cientos de cometas en
el aire llevan a la Pirata Bunkopapalote de un lugar a otro a una velocidad
increíble. Dicen que es la Pirata más rápida de los Mares del Sur.
Hay muchísimas más cosas
que me gustaría contarte de la Isla de San Borondón y de mis amigos pero será
en la próxima carta que te escriba porque ahora deba bajar mi cofre a la
Biblioteca y está muy pesado. Voy a necesitar mucho tiempo para llevarlo hasta
allí. Intentaré enviarte la próxima vez un dibujo o una fotografía de mi barco
y de la Isla para que los tengas de recuerdo y así te acuerdes de tu tía Barba
de Plata que tanto, tantísimo te quiere. Te envío ahora mi catalejo mágico, el
que puede ver los colores de las palabras en el viento. Sólo con él podrás
verlas. No verás letras, solo los colores brillantes que dejan a su paso esas
letras al chocar unas con otras. Y el anillo pequeño también es para ti. El
grande es para tía Omi. Si al ponértelo cambia de color, Daniela, eso significa
que hay palabras flotando alrededor tuyo aunque no puedas verlas. Es importante
que sea así porque hacen que te sientas feliz si revolotean a tu alrededor.
Bueno tengo que irme ya.
Te escribiré muy pronto. Espero que para entonces ya puedas empezar a leer tu
misma mis cartas. Un abrazo enorme de tu tía que te quiere muchísimo.
La Pirata Barba de
Plata.
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