Este lunes Irene de Hoyos, coordinadora de talleres y proyectos especiales de Bunko Papalote fue invitada en el marco de la FILU 2013, organizada por la Universidad Veracruzana a presentar el libro de Francisco Hinojosa “Una semana en Lugano”, de Editorial
Alfaguara, México, 1994.
Ella nos cuenta que disfrutó mucho de esta experiencia y que Francisco Hinojosa es además de talentoso, amable y ameno. A continuación les compartimos el texto que Irene preparó para esta presentación.
Ella nos cuenta que disfrutó mucho de esta experiencia y que Francisco Hinojosa es además de talentoso, amable y ameno. A continuación les compartimos el texto que Irene preparó para esta presentación.
En Bunko Papalote hemos aceptado gustosamente participar en esta presentación
porque los libros de Francisco Hinojosa nos han acompañado desde nuestros inicios, en
la promoción de la lectura entre bebés, niños y jóvenes, generando, con ellos, momentos
de encuentro divertidos y propiciando diálogos y reflexiones enriquecedoras. En estos
20 años que llevamos trabajando, La peor Señora del Mundo, Aníbal y Melquiades, Yanka
Yanka, Mi hermanita quiere ser una sirena, Las orejas de Urbano, entre otros, han sido
algunos de los títulos más escogidos por los niños para leer en el taller y llevar en
préstamo a casa para compartir con su familia.
Cuando proponemos un libro para compartir con los niños dentro del taller, nos gusta
pensar que el autor, como en este caso Francisco Hinojosa, se hace presente con su voz
plasmada en forma de texto y nos propone un tema, una historia, nos da su opinión,
dialoga con nosotros y nos abre la posibilidad de ampliar nuestra visión del mundo y la
manera en que nos concebimos como seres humanos.
En los talleres de lectura en Bunko
Papalote, las historias de los libros se vuelven un pretexto para aprender a dialogar, a
escuchar a los otros y ser escuchados y para reconocer las opiniones propias y las de los
demás.
Me tomaré la libertad de compartir con ustedes, en este espacio, mi lectura personal de
Una semana en Lugano desde la perspectiva de Louise Rosenblat. En su libro La
literatura como exploración (2002), Rosenblat habla de aquello que ocurre en la lectura
de una obra literaria:
El lector, haciendo uso de su experiencia pasada con la vida y con el lenguaje, vincula los
signos sobre la página con ciertas palabras, ciertos conceptos, ciertas experiencias
sensoriales, ciertas imágenes de cosas, personas, acciones, escenas. Los significados
especiales y, sobre todo, las asociaciones ocultas que estas palabras e imágenes tienen
para el lector individual determinarán en gran medida, lo que la obra comunica a él.
Lo que leeré a continuación, más que una reseña o una recomendación del libro, son las
reflexiones y experiencias personales que tuve a la hora de esta lectura:
Una semana en Lugano me transportó a un mundo donde es posible sustituir a una
persona, en este caso a Pedro, por un robot idéntico a él. Entiendo que hacer esto era
imprescindible para que en la realidad, en la cotidianidad, los padres, maestros y amigos
de Pedro no se asustaran por su desaparición una semana para cumplir una misión
especial. Ojalá todos pudiéramos tener un robot doble que nos permitiera dejar un rato
nuestras responsabilidades y poder tener otra clase de experiencias que enriquezcan
nuestras vidas. ¿Qué implicaciones tendría eso?
Pero, ¿qué misión debe cumplir? Pues ni más ni menos que ganar las competencias que
el Emperador de Lugano (una isla en medio del pacífico que es lo más parecido al
paraíso), Tao Hito –el hombre más rico del planeta– ofrece año con año para los hijos de
sus amigos –reyes y presidentes– y obtener el premio para el presidente de su país.
¡Órale!
Me pregunto, ¿por qué habrán escogido a Pedro? ¿Por qué suplantar al verdadero hijo
del presidente con un niño ordinario como Pedro? ¿Qué aptitudes y actitudes tiene que
lo hace tan valioso para esta misión? Después de leer un rato, caigo en la cuenta de que
Pedro es un chico muy listo pero además noble, respetuoso, interesado en los demás y lo
que sucede a su alrededor. Me doy cuenta de que sus acciones están movidas por el
respeto a los mayores y a las reglas de la contienda. Estoy segura de que eso haría apto
a cualquiera para enfrentar cualquier cosa durante alguna prueba.
Luego sigo leyendo y me vuelvo a preguntar, ¿los demás participantes de la contienda
serán compañeros o más bien contrincantes? En total, contando a Pedro, participan 7
niños y 3 niñas con características y personalidades muy peculiares. Por ejemplo, Abdul
y Galano “los pedantes hijos del rey de Zambizania y el presidente de Turambúl” que
siempre quieren salirse con la suya y beneficiarse a costa de lo que sea de los otros y
hasta burlarse de los más débiles, claramente son contrincantes. Los hijos gemelos del
presidente de la república democrática de Yorkaho, Bob y Dan, quienes, al igual que los
inventores de su país, son muy ingeniosos y que simplemente vienen a divertirse y a
pasarla bien, ellos son compañeros. Iván, un chico independiente, a veces tramposo y
oportunista, es, al igual que Tofico el hijo del presidente de Tarminia quien es muy
tranquilo y relajado, difícil de definir. También participan tres mujeres, Tani Tita hija
del emperador Tao Hito, Jacinta que viene de Venelombia y Mila la hija de la duquesa de
Bulgraquia, cada una con una personalidad muy definida pero solidarias y dispuestas a
afrontar cualquier reto y resolverlo de manera honesta. Creo que ellas son buenas
compañeras. Inmediatamente me identifico con ellas, ¿será una cuestión de género?
Continúo con la lectura y tiene lugar la competencia que consiste en una serie de
pruebas diferentes cada día como encontrar mariposas extrañas, perlas de oro, cocinar
algún platillo exótico, capturar la mayor variedad de especies marinas, y cruzar la isla de
un extremo al otro. Caigo en la cuenta de que dos de las siete pruebas no estuvieron
planeadas, más bien fueron producto de una situación particular: el rescate de Tani Tita,
quien al estar resolviendo la prueba del día anterior quedó atrapada por un derrumbe
dentro de la Mina. La otra, el rescate del collar de diamante de Mila que realmente había
sido robado por uno de los participantes. Esta situación me hizo pensar en Tao Hito, el
emperador de Lugano quien creía era un poco fatuo y egotista, pero su reacción ante lo
que estaba sucediendo en la competencia y dar cabida a que todos se involucraran y lo
vieran también como su problema. Me gustó, me hace darme cuenta de que el bienestar
de los otros es también mi bienestar.
Y a todo esto, ¿a ustedes les gusta participar en competencias?, ¿de qué tipo?, ¿con qué
sentido? Personalmente no me considero una persona muy competitiva aunque si muy
entusiasta y participativa. A mi me gusta participar, más que por ganar, por la
convivencia con los demás, por ser parte de un grupo. Pienso en Pedro y confirmo que
me gusta su nobleza. Cuando a pesar de estar compitiendo por los puntos finales, no
duda en ayudar a su peor contrincante.
Al final de 6 días de pruebas hay un empate. Como es lógico y natural, se propone un
desempate. ¿Esto es lógico y natural?, ¿Se necesita siempre tener un ganador?, ¿Por qué
necesitamos los seres humanos estarnos constantemente midiéndonos unos con otros?
Dejo estas preguntas abiertas en este momento porque serían tema de un debate muy
largo pero interesante ¿no creen?
Prefiero contarles uno de mis pasajes favoritos durante la lectura. Disfrute mucho las
descripciones y la genialidad de las ocurrencias del autor como la descripción que hace
de los libros en la biblioteca del palacio del emperador Tao Hito. Me encantaría poder
tener uno de esos libros en la mano. Les comparto lo que dice:
“Abrió la siguiente puerta: era una inmensa biblioteca llena hasta el
techo de libros perfectamente ordenados. Pedro tomó al azar un
volumen: se trataba de La cocina luganesa, un libro rojo y dorado que
en la portada tenía una estampa de una gran mesa servida con los
platillos más inimaginables. Lo abrió por la mitad y al tiempo que se
veía un abundante y variado paltón de frutas, la ilustración despidió
varios olores que Pedro pudo reconocer: fresas, uvas, manzanas, peras,
mangos, frambuesas, melocotones. Como era lógico se le hizo agua la
boca.”
A mi también.
Ya avanzada la lectura, me complace que aparezca el compañerismo y la solidaridad de
los amigos como puntos clave para el desenlace de la historia.
No quiero arruinarles el final, pero Pedro obtiene el tan anhelado premio para el
presidente. Para su sorpresa, y la del presidente mismo, el premio no es lo que
esperaban. Por esta razón, el presidente no le puede cumplir su palabra a Pedro. No le
importa que Pedro haya ganado la competencia, finalmente no le trajo lo que quería.
¡Qué gran decepción!
Comparto con Pedro la sensación de frustración, de ser víctima de un sistema, que por
detallitos, egoísmos, malos entendidos, trampas y traiciones, las promesas no se pueden
o no se quieren cumplir. Lo único que queda, como siempre, es la esperanza de una
nueva oportunidad en el futuro que nos incita a trabajar para que las cosas se organicen
mejor para bien de todos.
Con esto me quedo en mi lectura, pero ahora me pregunto ¿cómo interpretarán los niños
en los talleres este relato?¿Qué pensarán de las complicaciones, el compañerismo y el
desenlace final? Me emociona mucho compartir con los niños este libro y sorprenderme
con lo que tengan que decir. Una vez más creo que Francisco Hinojosa nos ha provisto de una historia fantástica, llena de aventuras, que a su vez tienen un gran aprendizaje
para chicos y grandes. Esperamos seguir escuchando esta voz por mucho tiempo más.
Muchas gracias.
una mierda
ResponderEliminar